Hay una historia, por supuesto falsa, sobre un condón (con perdón) fabricado con uralita. Era el más resistente, no se rompía nunca, duraba toda la vida. Pero, naturalmente, debido a su rigidez no servía para la función que tenía encomendada. Nunca fue usado, es decir no sirvió para nada.

Podemos tiene el programa electoral más atractivo y más ético de todos los partidos: no quiere exclusiones sociales, ni desigualdades, ni desahucios de vivienda, ni empleo precario, etcétera. Todos deberíamos apoyarlo. Porque, ¿quién es el malote que quiere lo contrario? Es bien conocido que Podemos pudo, con una simple abstención, dar el gobierno de España al PSOE cuando se presentó como candidato Pedro Sánchez. Podía haber enviado al PP a la oposición y acabado con Mariano Rajoy pero no lo hizo, votó en contra de Sánchez, arguyendo que había pactado con Ciudadanos. Fue una decisión histórica, que podía haber cambiado el rumbo del país. Con el paso del tiempo es seguro que se magnificará su importancia. Facilitó así el continuismo, la nueva investidura de Mariano Rajoy. Ya se sabe, habrá más recortes y más corrupción.

¿Cómo es posible que queriendo lo mejor se facilite lo peor? Pues porque Podemos más que un partido es un wishful thinking, un pensamiento de deseo, una buena voluntad sin efectividad política. ¿Para qué ha servido Podemos? ¿El que se rodee al Congreso o se alienten manifestaciones tiene alguna eficacia? El propio Lenin escribió que «la aplicación de los principios dependerá de las circunstancias concretas». Los partidos, como los condones (con perdón), no deben ser rígidos como la uralita, sino flexibles. Pedro V. Frontera. Valencia