«Va un porquero o porquera con su piara por una senda y se topa con una inspección. ´¿Qué les da usted de comer a los cerdos?´. ´Las sobras de los bares´. ´Pues muy mal. Soy de la protectora de animales y va a pagar usted mil euros de multa por darles porquerías a las bestias´. Sigue andando y al poco se encuentra con un nuevo control. Se repite la escena. ´¿Qué les da usted de comer a los cerdos?´. ´Todos los días paella´. ´Pues muy mal. Soy de la protectora de niños con hambre y va a pagar usted mil euros de multa por darle la comida de los humanos a los animales´. Sigue caminando y se produce el tercer y definitivo encuentro con la autoridad. ´¿Qué les da usted de comer a los cerdos?´. ´Yo... veinte euros por jeta y cada uno se compra lo que quiere´».

Parece chiste, pero casi es noticia. La vigente investigación por maltrato animal al cuidador de los bisontes europeos de Benagéber así lo documenta. Como no podría ser de otro modo, la ficción se queda siempre un poco corta en cuanto asoma un poco la realidad, que estaba escondida detrás de un árbol de plástico. Esperemos que se quede en chiste y que el pastor de carne y hueso salga ileso del percance, tan airoso como el del cuento... y a la primera, sin tener que pagar antes dos multas. José Francisco Sánchez Beltrán. Valencia.