Suscribo y apoyo totalmente el artículo publicado el 10 de noviembre por Guillermo García-Alcalde, titulado «Helga Schmidt, en la primera década del Palau de les Arts», del que destaco el subtítulo: «La dedicación de Helga Schmidt y la fama que ha dado a Valencia merecen un homenaje».

Este homenaje se debería extender a los grandes directores Lorin Maazel y Zubin Mehta, sin olvidar a Francesc Perales y el apoyo constante de Plácido Domingo. (Siempre recordaré a aquella señora sentada a mi lado y que según me dijo había venido de Londres exclusivamente para ver a Plácido Domingo, al que aplaudía toda emocionada). A todos los citados les debemos gratitud, ya que han difundido internacionalmente el nombre de Valencia.

Por otra parte, en una visita que hice este verano a Viena, quedé gratamente sorprendido porque, en el salón principal del Palacio de la Ópera, de entre todos los directores que ha tenido esa institución, hay tres bustos: Mahler, von Karajan y Lorin Maazel (sólo éstos, si no recuerdo mal). Éste último está debido a que fue director del teatro durante dos años. Pues bien, qué homenaje, aún mayor, no merece el maestro Maazel en Valencia, ya que fue quien seleccionó, durante un año, los componentes de la extraordinaria Orquestra de la Comunitat Valenciana, titular de les Arts, y posteriormente fue su director durante cinco años más. Total: ¡seis años!

Lo mismo podemos decir de la extraordinaria labor, como codirector, del añorado Zubin Mehta, durante sus ocho años al frente del Festival del Mediterrani.

Como finaliza el artículo citado, ha sido una era prodigiosa bajo la intendencia de Helga Schmidt, muy desconocida por el público del resto de España, que ha puesto al Palau de les Arts a la altura de los principales teatros de ópera del mundo. Confío que continúe este gran nivel, a pesar del injusto y casi nulo apoyo económico del Ministerio de Cultura, en comparación con los prestados al Teatro Real de Madrid y al Liceo de Barcelona. José Luis Freire Escobar. Valencia