Tras casi un año en funciones, el señor Rajoy vuelve a ser presidente del Gobierno, pero esta vez en minoría y con escasas posibilidades de sacar adelante los presupuestos del próximo año ni ninguna otra ley. Los progresistas de nuevo cuño exigen ya la derogación de la Lomce. El presidente del Gobierno sabe qué ha de hacer para que esa ley educativa salga adelante con el visto bueno de toda la oposición: sacar la asignatura de Religión de la escuela, acabar con todos los conciertos educativos y nacionalizar los colegios privados, imponer la ideología de género de forma transversal en el contenido de todas y cada una de las asignaturas y cargarse el artículo 27 de la Constitución, ése que otorga a las familias el derecho de educar a sus hijos conforme a sus valores y creencias.

Y es que a la oposición progresista, y a muchos dirigentes de la nueva hornada del Partido Popular, les importa un pimiento el sistema pedagógico que se desarrolle en la nueva ley de Educación. Lo único que les importa es que en ella quede reflejada e impuesta la ideología de género y un laicismo de Estado excluyente y público. Porque si de verdad pretendieran que la próxima ley fuera progresista, incluirían en ella la posibilidad de que las familias eduquen a sus hijos en su propia casa. El homeschooling es una realidad educativa en muchos países que apuestan por la libertad y que son sabedores de que el derecho primigenio de la educación de la prole reside en los padres y no en papá Estado. Aquí queda dicho. Jesús Asensi Vendrell. Algemesí.