El miércoles por mañana nos desayunamos con la noticia del fallecimiento de Rita Barberá. Partiendo del hecho de que cualquier pérdida humana es lamentable, especialmente para familiares y amigos, estoy sorprendida por varios hechos que detallo a continuación.

Las palabras de Mariano Rajoy al respecto: Rita había «dedicado su vida a Valencia y al Partido Popular». Pero estaba siendo juzgada por blanqueo de capitales en su etapa de supuesta dedicación a Valencia. Algunos medios recuerdan que solo eran 1.000 euros. Pero muchos pensamos que eso era solo la punta del iceberg y recordamos que en sus 24 años de alcaldía se han sucedido los casos de corrupción.

La negativa de Pablo Iglesias a homenajear la trayectoria profesional de la ex alcaldesa parece causar indignación. Yo creo que es simplemente coherente. ¿Cómo vamos a homenajear a una persona con cuya labor no estamos de acuerdo? ¿No sería enormemente hipócrita?

Por último, la intervención de colaboradores en algunos medios con un claro tono de acusación y, de repente, están como de luto. Más allá de las condolencias normales de cualquier pérdida, como comentaba al principio, resulta paradójico que a la muerte de una persona solo se mencionen sus virtudes. En este caso, nos recuerdan que Rita Barberá ha sido alcaldesa de Valencia durante 24 años. Me pregunto si no encuentran otros hechos que avalen su pretendidamente positiva trayectoria profesional. Mª Teresa Macarrón Máñez. Puçol.