Admitir la existencia del destino es apoyar la idea de que existe una fuerza superior a nosotros que decide cuál va a ser nuestro futuro. Yo pienso que cada uno decide qué hacer, cuál va a ser su modo de actuar. Admitirlo es afirmar que vas a desayunar galletas o tostadas con mantequilla porque hay algo que ha decidido que lo hagas, y no que tú hayas decidido que te apetecía desayunar las tostadas. José Luis Musoles Aguña. Alaquás.