El 8 de diciembre, aprovechando el día festivo y el puente, Valencia estaba llena de turistas, nacionales y extranjeros. Una de las zonas con mayor acumulación era la Plaza del Mercado. Allí tenemos el edificio más importante de la ciudad, la Lonja de la Seda, y enfrente dos joyas arquitectónicas imponentes: el Mercado Central y la Iglesia de los Santos Juanes. Impresiona ver el aspecto de los árboles de la acera de la Lonja, que en primavera y verano prácticamente impiden ver la fachada y, sobre todo, el lamentable aspecto de los naranjos situados sobre les covetes de los Santos Juanes.

En Valencia, cuyos agricultores cultivan millones de naranjos, mostramos en la ciudad unos ejemplares descuidados, feos, sin podar... en fin nada que ver con las plazas con naranjos que podemos ver en Cataluña, en Navarra, en Extremadura. Y no son los únicos, la plaza de la Universidad, la del Marqués de Busianos... y en los barrios se colocaron en muchas calles y se abandonaron, las ramas llegan a los segundos y terceros pisos de muchos edificios, las naranjas caen ensuciando las calles. Una imagen lamentable que contrasta con la idea que tenemos de un jardín de las Hespérides. ¿Pasean por la ciudad con los ojos abiertos los encargados de controlar y ordenar todo esto? Juan Manuel Carreño Pérez. Valencia.