Terminamos otro año con más muertes que nacimientos en nuestro país. Y claro, Rajoy y los suyos han reaccionado al instante ante tal desconcertante certeza: a partir del 1 de enero, los nuevos papás disfrutarán de cuatro semanas de permiso de paternidad.

Pues resulta que gran parte de culpa de esta debacle demográfica la tiene el señor Rajoy, cuando decidió, presionado por el ala progresista del Partido Popular y la búsqueda de un puñado más de votos, paralizar la reforma de la ley del aborto de Zapatero. Esta reforma, ideada por el ministro Alberto Ruiz Gallardón, dejaba claro que el aborto no es un derecho, sino un delito despenalizado en algunos supuestos extremos. Ya se cuentan por cientos de miles los españoles que, gracias a la sinrazón del señor Rajoy, se han visto privados del derecho a la vida y de la posibilidad de echarnos una mano para salir de esta crisis que no es tan solo económica.

Llega un nuevo año y a uno se le cae el alma a los pies cuando es consciente de qué dirigentes son el presente y el futuro en el PP. Su principal preocupación es la economía, las leyes autonómicas de ideología de género y que Cataluña y el País Vasco no celebren sus consultas populares en busca de su quebrada independencia. ¿Dónde queda la vida de los no nacidos en la agenda política de nuestro Gobierno? Si ningún dirigente del PP es capaz de ver que la solución a esta terrible crisis pasa por la derogación de la ley del aborto, es señal clara de su incapacidad para seguir gobernando este país. Jesús Asensi Vendrell. Algemesí.