Así empezó su conmovedora carta, a modo de discurso navideño, el populista camaleónico, el del tic tac y sus grandes ocurrencias, ahora, de nuevo, cursilero, tras haber estado dando puñadalitas varias semanas, eso sí, muy democráticas, a otros de su partido, ninguneando y purgando a la venezolana. A los «masculinos y masculinas, femeninos y femeninas», «a los inscritos e inscritas»... Es para saltársele a uno las lágrimas. Juan Fernández Sánchez. Sttutgart (Alemania)