Se viene hablando mucho estos últimos días del precio de la luz y poco o nada de otro servicio básico: el agua. Así que permítanme estas líneas para denunciar el abuso y la prepotencia con la que nos trata la empresa suministradora, Emivasa.

El pasado año estuve cuatro meses, de finales de febrero a finales de junio, en el extranjero. Mi consumo de agua fue por tanto casi nulo (volví un puente de mayo). En ese lapso de tiempo la empresa me siguió facturando (de más, a estima) sin otra justificación que su codicia ya que a mis vecinos se les hicieron lecturas reales y todos los contadores se encuentran juntos.

Naturalmente, presenté una reclamación en cuanto volví. La misma fue cerrada por la empresa sin mi consentimiento, sin proporcionar ninguna explicación de su dolosa actitud y, por supuesto, sin devolverme el dinero cobrado de más. Para colmo, en la factura de agosto, se inventaron una nueva lectura real de junio, inferior a la estimada, y me volvieron a cobrar de más. Otra vez.

Así que reiteré mi reclamación (15/01/2017), esta vez con copia al Ayuntamiento. Sobra decir que la han vuelto a cerrar, de forma unilateral sin esperar a su propio plazo de quince días, sin explicaciones ni, por supuesto, devolución alguna del dinero. El ayuntamiento tampoco ha contestado, pese a ser el servicio una competencia municipal.

Sólo me queda, pues, dar visibilidad a esta afrenta a través de los medios. Y no nos engañemos, esto no es un hecho aislado, sino una mala práctica, adornada con barniz de servicio público, a través del cual nos están robando. Simón Molina Moreno. Valencia.