El pasado fin de semana se celebraron dos congresos: el de Podemos y el del PP (¡vaya!, coinciden en algo). El resultado en ambos ha sido el esperado, si bien en el caso del primero había algunas dudas, mínimas desde luego. Iglesias y Rajoy han ganado holgadamente en sus respectivos baños de masas y, si había alguna voz discordante, ha quedado, o va camino de ello, en un segundo plano. En el caso de Rajoy, su victoria sirve para que nada cambie; en el de Iglesias, servirá para cambiar ciertos aspectos (y personas) de la organización del partido. Lógico en ambos casos si tenemos en cuenta la nula capacidad de la derecha española de adquirir espíritu autocrítico y la excesiva crítica dentro de la izquierda. Y es aquí donde quisiera hacer notar un detalle, en absoluto baladí, surgido de determinada prensa poco sospechosa de ser progresista: mientras Rajoy «es reelegido por una inmensa mayoría de las bases», Iglesias «toma el poder del partido», como si estuviera provocando una asonada militar, vamos. Es en estos casos donde se ve el doble rasero de este tipo de prensa, más preocupada de la paja en el ojo ajeno que de ayudar a buscar soluciones a los muchísimos problemas que tenemos en este país. En fin, paciencia. Óscar Campos Caudé. València.