Una vez leí el libro El mundo y sus demonios, escrito por Carl Sagan, en el que se abordan diversos temas relacionados con el misticismo y la superstición desde un punto de vista crítico. El autor habla sobre la conveniencia o no de tener un comportamiento crítico con los mitos y supersticiones en un análisis de coste-beneficio: el resultado de este análisis es lo que llama «zona de confort». Si un autobús exhibe unos lemas que manifiestan su pensamiento religioso, no permitimos esa libertad de expresión por ir contra el Código Penal y la zona de confort nos impide adentrarnos en el fondo del asunto: la libertad religiosa sí puede ir contra el código penal.

El vídeo de ETB en el que se vertían opiniones basadas en la superstición sirve a muchos para justificar sus propias supersticiones atribuyendo a una colectividad caracteres míticos. Cuando Sagan escribió el libro todavía no existían las redes sociales, quizá ahora a esa zona de confort la llamaría burbuja, en la que muchos se encuentran a gusto para criticar a periodistas cuyas opiniones son irrespirables dentro de dicha burbuja. Alfredo Alba Marín. Marines.