A día de hoy, España sigue llorando la muerte de Pablo Ráez, el joven icono de lucha contra la leucemia que consiguió marcar un antes y un después en el combate contra el cáncer. A través de sus palabras, nos enseñó a sentir su complejo día a día, sus tormentos, molestias y sus momentos de recaída. Sin embargo, también dirigió nuestras fuerzas para luchar en cada momento complicado y nos hizo conscientes de la suerte que tenemos en poder disfrutar de algo tan infravalorado como es el día a día.

Gracias a él, España se convirtió en un lugar más altruista y concienciado con la donación de médula y con esto, jóvenes y mayores decidieron formar parte de los donantes de médula ósea, por ejemplo mi caso, donde gracias a esto conocí el privilegio de ser solidario, recordando salir por la puerta después de donar médula con una sonrisa que nunca se había dibujado en mi rostro. Quedémonos con el mensaje de Pablo: «La muerte forma parte de la vida, por lo que no hay que temerla, sino amarla». Seamos capaces de apreciar y ayudar a aquellos que viven en un constante combate de tiempo contra vida. Itziar Serrano Vañó. València.