Caminaba por la acera de Micer Mascó y antes de llegar al cruce con Armando Palacio Valdés, pasó junto a mí una bici con un chico de unos 40 años (yo soy mucho mayor) y giró siguiendo la acera, por delante de la salida de un comercio y por entre la terraza y la puerta de una cafetería. Enseguida llegó una chica que iba con él y a la que cuando ya estaba a mi lado, le dije que tenía un carril bici justo a 2 metros, y que se lo dijera a su novio por si no se habían enterado. A lo que me contestó, que ella iba a un patio de esa acera y que porqué lo tenía que hacer (¿por no molestar y ser tan fácil com bajarse de la bici e ir andando, o ir por el carril bici y cruzar la calle si el patio está enfrente?) y yo le dije que no tenía razón, que yo cuando voy en coche, si no tengo una calle en la dirección que voy tengo que buscar la correcta y no me subo por la acera.

Seguí andando y ella siguió y ya chillando me dijo que quién era yo para decirle nada, a lo que le contesté desde el otro lado de la calle que era alguien a la que había atropellado una bicicleta (hecho que ocurrió al salir del portal de mi casa hace años). Y encima me dijo también que yo estaba mal situada, en ese momento pisaba el carril bici junto al paso de peatones, por lo que me situé encima del paso cebra.

Esto ya era irrisorio, pero entonces llegó la perla: «En vez de meterte con los ciclistas, métete con los que roban, métete con los de Gürtel» (?). A todo esto llegó acompañante y me dijo que me fuera a mi casa y luego que «me fuera a tomar por c...». Como les dije que eran unos maleducados y que qué tenía que ver una cosa con la otra, ella siguió con el «métete con los que roban en el gobierno». Todavía estoy alucinando con la discusión. Cristina Cerdá. València.