Veo con gran estupor esa agresividad social que aflora de forma continuada y que se convierte en peleas. Un partido de fútbol entre niños degenera en que los padres se agredan por circustancias que son irrelevantes. Otra pelea reciente entre convidados a una comunión y los camareros que les atendían, creo que habría bastado con una denuncia si tenían quejas contra el establecimiento. Para mí ha sido una gran sorpresa que tras años en un grupo de tai-chi al aire libre en el campo de deportes de mi universidad, por sonar mi móvil por primera vez y silenciándolo y no contestando, la profesora y los compañeros se lanzaran como fieras contra mi, lo que me ha hecho recapacitar para no volver a convivir con estas personas. Contra intolerancia,tolerancia. Francisco Javier Sotés Gil. València.