El horror del terror, ese que cada día deja huérfanos olvidados, con los cadáveres de sus progenitores en cunetas y fosas en las que, amontonados y como si a nadie le importara su muerte, son abandonados. Martes, 23 de mayo. Nos levantamos con noticias que vuelven a hacer que nuestro corazón se estremezca de nuevo, se encoja y sienta parte del dolor que en muchos otros seres ha golpeado con brutal impacto que les habrá desgarrado hasta la más escondida de sus entrañas.

Sí, me refiero al criminal atentado perpetrado en Manchester contra adolescentes. Pero también a cuantos atentados se cometen diariamente con resultado de centenares/miles de asesinados en decenas de países cuyas muertes no abren informativos; siendo claro ejemplo de ello Siria con su presidente Al Asad al frente y la intervención de las administraciones rusa y norteamericana, cada una de ellas en su posición pero a las que les une el mismo, el único, interés: el negocio; para nada el caos de la población, la pérdida de vidas, la masacre de seres humanos entre los que se encuentran cantidades ingentes de niños.

Hay quienes encuentran en el terrorismo la única forma de protestar contra el abuso, el sometimiento y la esclavitud de los pueblos. Terrorismo contra terrorismo; ¿acaso es la única forma de hacerle frente al poder dictatorial y corrupto que hunde a los pueblos en la miseria? Pues creo que no, pero ahí tenemos a Venezuela con un presidente que asesina, en cuantas formas hay para hacerlo, a sus ciudadanos cada día. Antonio Giménez López. Torrent.