Quiero mostrar mi disconformidad con los espectáculos que montan algunos padres en los partidos de fútbol. Nuestro cometido es hacer deporte, jugar con compañerismo y respetando siempre a los rivales tanto como a nuestros compañeros. En los clubes nos enseñan a respetar y es vergonzoso que sean nuestros padres, los primeros que nos tienen que dar ejemplo, los que quebranten nuestras leyes con insultos y amenazas. Y qué decir de los árbitros. Son humanos y como tales, se equivocan, pero no por ello hay que desmerecer su trabajo con agresiones tanto físicas como mentales. Por todo ello, pido que sean expulsadas de los partidos las personas que molesten, agredan verbal o físicamente y se les sancione igual que a los jugadores cuando cometemos faltas. Miguel Cabrelles Garcés. València.