En respuesta a la carta de Romnique Kaur quisiera añadir algo: 1) Efectivamente, Orwell luchó en las filas del POUM, pero este, antes que comunista, era de tendencia anarquista. 2) Aún a pesar del acrónimo, el autor denunciaba los totalitarismos; todos. 3) Desgraciadamente, el cambio climático sí es una realidad: el nivel de los mares crece cada año 3 mm; se han descongelado 4 millones de km2 del Ártico en los últimos años; el número de personas que sufre problemas de asma, bronquitis, cáncer o infartos debido al CO2, ha crecido exponencialmente -y no es magia-; y tal vez el Ministerio de la Verdad se equivoque cuando vemos la frecuencia y virulencia con las que se están produciendo catástrofes naturales como sequías severas o la casi desaparición de islas o archipiélagos como Vanuatu o Maldivas; amén de que el 95 % de los climatólogos coincide en que detrás de este grave problema está la acción antrópica. 4) Decir que los fascismos surgen de la izquierda es, siendo suave, un atrevimiento porque son antagónicos a ésta.

La idea de socialismo surge al albur de la Revolución Francesa y su lema Libertad, igualdad, fraternidad; y proponía esa igualdad para todos; esto es, también era, y es, internacionalista. El fascismo, al contrario, propone la igualdad sólo para los suyos, es decir, es elitista y, en todos los casos, apoyado precisamente por las élites económicas y la alta burguesía. De hecho, Mussolini y Hitler apelaban a ello con un discurso descalificatorio hacia todos los que no fueran italianos o alemanes por considerarlos inferiores y culpables de sus problemas. El propio término nacionalsocialista es en sí mismo contradictorio: no se puede ser al tiempo, nacional (igualdad para los míos) y socialista (igualdad para todos). Oscar Campos Caudé. València.