Tras la entrada en el euro, los españoles descubrieron con sorpresa que los bancos estaban dispuestos a darles hipotecas a un plazo tan largo y a un interés tan bajo que resultaba que la cuota a pagar era inferior al alquiler. Ante estas ofertas, muchos decidieron endeudarse con los bancos y éstos a su vez con Europa hasta el punto de que en diciembre del 2007 la inversión en el ladrillo alcanzaba el 62,5 % del crédito total al sector privado.

En el año 2006 los inspectores del Banco de España empezaron a denunciar esta situación anunciando graves problemas para los bancos que a su vez repercutirían en la sociedad en general. No se les hizo caso y la cosa fue creciendo hasta casi dos años después del inicio de la crisis por no ser reconocida. En todos estos años el Estado, las autonomías y los ayuntamientos tuvieron enormes ingresos por los impuestos relacionados con el ladrillo, España era una fiesta y casi todo el mundo participaba en el baile. Hoy se busca al culpable de no haber frenado esto y yo me pregunto: ¿quién era el guapo que se iba a atrever a cortar la luz y que se acabara el guateque? Pedro Morante Gutiérrez. Santa Pola.