Quiero formular una petición a Hortensia Herrero: que llame al máximo responsable de las Ciudad de las Artes y las Ciencias. ¿Para qué? Para que anule la absurda orden de cerrar a las 21 horas el tramo que hay entre el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe y el estanque. ¿Por qué? Porque impide contemplar la cambiante iluminación subacuática de tres de las enormes esculturas de Manolo Valdés: las Mariposas, la Pamela y la Diadema.

Sé que, a finales de junio, con un calor que derrite cerebros, pedirle a un alcornoque que dé naranjas es pasarse de la raya, pero Hortensia Herrero, poder, puede. Dos millones de euros -0,5 para el montaje y 1,5 para la adquisición de la escultura que sea elegida por votación popular- no se merecen los comentarios que el jueves por la noche escuché de los centenares de turistas y de la docena de fotógrafos aficionados, al ver frustradas sus expectativas de contemplar un bello espectáculo. Y si no le hacen caso, como decía años un anuncio publicitario€ «me las llevo». Salvador Ruiz Gómez. València.