El final del curso escolar es tiempo de reflexión y análisis anual. En el último Consejo Escolar del IES Vicent Castell se comentó la violencia en las aulas y las estadísticas escolares, entre otros temas. Sobre la violencia en las clases desde el centro se fomenta la mediación y la coordinación con la comunidad gitana. A pesar de alertar sobre la gravedad de la violencia escolar se sigue poniendo poca atención en el tema.

Se prefiere alejar el problema y, si hay suerte, que los futuros alumnos conflictivos se trasladen a otro instituto. Así, de paso, mejoramos en convivencia y en las estadísticas en el próxima memoria. La violencia hay que afrontarla con mas valentia en una institución educadora.

Los alumnos con cuatro y más asignaturas suspendidas suman 172 jóvenes en la ESO del antiguo Mixto 5. Y el número de aprobados es de 187. Nos preguntamos por qué hay tantos suspendidos. Es una estadística muy preocupante, ya que supone que la mitad aproximadamente de los alumnos suspende. Así, una buena parte de ese grupo engrosará los ciclos con un alumnado desmotivado y con bajo rendimiento. Mientras tanto, desde dirección se felicitan por los buenos resultados del Bachillerato; lógicamente, tras la criba en los años anteriores, los perdedores del sistema forman parte de una estadística, se les destina a la antigua FP o cambian de IES.

El fracaso escolar es un tema muy grave que afecta a toda la comunidad escolar, pero el objetivo principal del profesorado es la educación de todos los alumnos (no sólo de los aprobados). Muchos enseñantes se acomodan al modelo establecido como rutinarios burócratas sin prestar atención al grupo de los suspendidos. Entre padres y profesorado hay que estudiar las causas y combatir el desinterés y la desgana por el estudio. No podemos alegrarnos que las cifras de este año son semejantes a las del año anterior esperando una mejora milagrosa en el 2018.

La violencia en las aulas y el fracaso escolar son dos problemas que día tras día se incrementan. Los padres tenemos la obligación de educar a los hijos, pero necesitamos la complicidad de un profesorado comprometido con los chavales, no funcionarios asépticos y alejados de la formación personalizada.