La historia nos enseña que han existido muchas ocasiones en las cuales un pueblo hambriento y oprimido se ha alzado contra el poder establecido, y también nos dice que la mayoría de las veces es el pueblo el que sufre las consecuencias. Cataluña no es pobre ni está oprimida, pero sus locos dirigentes están empeñados en decir que fuera de España serían más ricos y más libres y presionan al pueblo para que se enfrente al Estado que es precisamente el que permite que esos locos ejerzan.

El Gobierno de España debería enviar una carta a la Generalitat anunciándoles que en la noche del 30 de septiembre se concentrarán en Castelló 50 autobuses con 1000 policías nacionales e igual número en Zaragoza, Teruel y Huesca. En la madrugada del 1 de octubre, esos autobuses se dirigirán a Tarragona, Reus, Sabadell, Barcelona, Tarrasa, Lérida, Gerona y otras ciudades con la única misión de impedir el referéndum, no tienen por qué llevar armas especiales, simplemente las que usan los antidisturbios. Si a pesar de esta advertencia los lunáticos de la Generalitat siguen con su idea, deben saber que serán responsables de lo que ocurra y deberán pagar por ello. Pedro Morante Gutiérrez. Elx.