El mes de julio es prolijo en aniversarios, y hay dos a los que me gustaría invitarles. Vayamos por partes. Hace ocho siglos (805 años para ser rigurosos) se produjo un hecho de notable y trascendental fuste histórico para el devenir como realidad de lo que hoy conocemos como España (y Europa). El 16 de julio del año 1212 tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa (Santa Elena, Jaén), que enfrentó a 120.000 sarracenos liderados por el califa musulmán Muhammad An-Nasir y a 70.000 cristianos comandados por los reyes de Castilla (Alfonso VIII), Aragón (Pedro II) y Navarra (Sancho VII). Tres monarcas rivales por hacerse con el control hegemónico de la Península Ibérica. Tres reyes que unieron sus fuerzas para neutralizar la amenaza común de un caudillo sarraceno que juró extender el islam por cada poro de la piel de toro y por el viejo continente. Castellanos, navarros, aragoneses, catalanes, incluso portugueses, fueron un solo brazo para pelear una victoria que supondría el principio del declive almohade y la última fase de la Reconquista.

El segundo salto en el tiempo que vengo a proponerles es mucho más cercano. El 13 de julio de 1997, hace 20 años, fue asesinado Miguel Ángel Blanco Garrido (29 años), concejal en el vizcaíno ayuntamiento de Ermua. Murió a manos de ETA. Veinte años no es nada y lo es todo. Dos décadas que han supuesto la degradación de la banda terrorista (el obituario aún se resiste) pero que no han procurado la unidad de nuestros gobernantes y de los prohombres de la política nacional. De forma incomprensible no prosperó en la Cámara Baja (la cueva de los diputados) una declaración institucional conmemorando este aniversario debido a la negativa de un puñado de malnacidos.

Mucha miga la de los aniversarios. Ya nos gustaría en pleno siglo veintiuno tener a cargo de lo público a más Alfonsos, Pedros o Sanchos y menos prestidigitadores de lo ajeno, cobardicas y charlatanes. Tempus fugit. Rodolfo Marqués Burguet. Alaquás.