Con la expresión que encabeza esta carta podría resumirse la comparecencia de Rajoy el pasado miércoles en la Audiencia Nacional. No es pertinente que la defensa de Bárcenas interrumpiera constantemente las preguntas de las acusaciones, demostrando que estaba actuando como si fuera la defensa del propio Rajoy; lo que permite especular con un posible pacto entre Bárcenas y el PP.

No es pertinente que el presidente de la sala -al que se le presupone total imparcialidad-echara atrás hasta catorce preguntas de las acusaciones, ejerciendo de escudero del presidente del Gobierno. Desde luego, no es pertinente la actitud del testigo; cierto es que en determinadas cuestiones respondió incluso con rotundidad, pero también utilizó la estrategia del «no sé, no me consta, no recuerdo» (y no pocas veces). Como tampoco es pertinente la dichosa retranca gallega con la que ningunea y menosprecia a sus interlocutores.

Tampoco es pertinente que, al ser preguntados por la declaración de Rajoy, sus adláteres respondieran con Venezuela; a no ser que este país haya financiado al PP y a la trama Gürtel; por aquello de disimular, desviar la atención (de otra manera, no se explica).

En definitiva, no es pertinente que un presidente y su gabinete sigan al frente del Gobierno después de que el primero, aunque sea como testigo, haya tenido que declarar en un juicio por supuesta corrupción de su partido. Tanto que el PP se mira en las democracias europeas, verdaderamente consolidadas, donde este tipo de situaciones supondrían la inmediata dimisión del gobierno y la posterior convocatoria de elecciones, podría aprender algo de aquéllas. Óscar Campos Caudé. València.