Quiero unirme a una reciente publicación de un compañero y amigo José Luis Torner Cabrera.

Yo también trabajé en dicha UCI del Hospital Universitario La Fe, desde 1981 al 2006, al igual que mi mujer, fallecida recientemente tras casi tres años de lucha contra una carcinomatosis peritoneal, una patología poco frecuente. Ambos coincidimos en dicha unidad y puedo testificar que todo lo dicho es cierto. Durante esos años trabajamos manipulando medicación altamente tóxica sin recibir ningún tipo de preparación e información escasa, también hemos estado expuestos a radiaciones; recuerdo que sobre el año 1983/84, se realizó una reforma integral en dicha UCI y nuestra sorpresa fue al ver cuando derribaron el quirofanito, lugar donde se implantaban los marcapasos provisionales y otras técnicas, no estaba plomado.

Son muchos los compañeros ya fallecidos con edades entre 50/60 años y otros muchos luchando contra la enfermedad, todo esto se ha llevado a la fiscalía y gracias al grupo Compromís, se presentó en las Cortes Valencianas una proposición no de Ley para que se iniciara formación a todos los profesionales de la sanidad.

También sugeriría a nuestra consellera de Sanidad que implantara cursos a la clase médica, en particular a los oncólogos del Hospital La Fe, sobre el derecho a tener una muerte digna y saber decidir cuando la ciencia ya ha cumplido su trayecto y no queda más que procurar cuidados paliativos al enfermo, no quiero generalizar ,afortunadamente todos los oncólogos no son así, pero mi mujer tuvo la desgracia de ir a caer con unos que entendían poco de humanidad, los protocolos mandan, el sentido común poco existe.

Si a mi mujer la hubieran derivado en su trayecto final a la Atención Domiciliaria, hubiera recibido un trato más humano. No piensen que por ser trabajadores de la sanidad tenemos trato especial no, somos como todo ciudadano de a pie, números y en muchas ocasiones como a ellos ni nos miran a la cara. Andrés Defez Pérez. Paterna.