Quisiera felicitar al diario Levante-EMV por publicar el pasado lunes el valiente artículo de Mónica Ibáñez y Mara Cabreja «El parc central es nostre i el volem verd». No es fácil para un medio generalista, es decir, un medio no alternativo, ponerse de parte de la ciudadanía en contra de la élite financiera y política que impulsa la gentrificación de las ciudades. Entre los hielos del Artico y del Antártico, la globalización está convirtiendo las grandes urbes del mundo en escaparates de las corporaciones con viviendas de lujo para una minoría a costa de desplazar a miles de personas de los centros históricos, en ríos hacia la pobreza.

Pekín o Mumbai, por poner dos ejemplos, expulsan a sus habitantes y destruyen su patrimonio cultural y humano para entrar en esa cadena de oferta turística idéntica por doquier. Los sueños de un cambio político que quedó cojo por el control neoliberal del gobierno en Madrid decepcionan no sólo porque atan las manos del equipo del Botànic sino también porque escandaliza la continuidad política sin sonrojo en temas como los árboles de la calle Bailén y el Parque Central. Ana Gómez García. València.