Me refiero a la estación de servicio que dificulta la expansión del ficus del Parterre, a la ruinosa finca del relojero en la calle Micalet, y a los edificios, uno para rehabilitar y otro para rehacer, en la plaza del doctor Collado, junto a la Lonja, nuestro Patrimonio de la Humanidad. Tras muchos años sin darles solución los anteriores gobiernos municipales el nuevo consistorio no ha aprovechado sus dos primeros años para realizar las adecuaciones o por lo menos comenzarlas.

Sobre la estación de servicio la oposición protesta por la falta de rapidez sin tener en cuenta que ellos no tuvieron tiempo en casi dos decenios para trasladarla y arreglar el destrozado entorno del monumental ficus del Parterre. Al parecer el problema está en la indemnización que hay que pagarles para que se trasladen a la avenida de Los Naranjos. Por ello, cuando cambió el gobierno municipal la empresa dijo que tenían surtidor para años. Entretanto, un depósito con capacidad para 15.000 litros de gasóleo y otro para 10.000 de gasolina cada vez más constreñidos por las raíces del árbol. ¡Cuánto resistirán!

Respecto al ruinoso edificio de la calle Micalet, no comprendo la actitud conservacionista que se llevará un millón de euros para su salvación y otra cantidad importante para construir el nuevo edificio anexo en el lugar del derribado antes de 1957, según dicen para no perder trama urbana histórica, pero con la opinión en contra de comerciantes y vecinos, partidarios de esponjamientos urbanos y más zonas verdes. En lugar de ello por qué no lo derriban, urbanizan la placita e invierten esos millones de euros para rehabilitar los mencionados edificios de la plaza del doctor Collado y en ellos ubicar el centro cultural que proyectan para la ex casa del relojero. Esteban Gonzalo Rogel. València.