Llevas más de cinco años desempleado, has pasado de los 40 años, estás en España, claro, se te ha terminado la prestación por desempleo, se te ha terminado el subsidio de los 400 euros, no te dan ayudas sociales, ni la Cruz Roja quiere darte de comer porque ni te ven ni les queda comida después de llevársela a otros países. Tampoco te ayudan otras ONG españolas, de hecho ni te ven, están muy ocupadas mirando a los de otros países.

Te van a quitar el piso que no la deuda, porque ya no lo puedes pagar, ni poniéndote a la puerta del supermercado te dan un euro para que puedas comer algo ese día, tuviste que abandonar tus cosas, la sociedad te ha abandonado a ti, nadie te va a ayudar. Fuiste al Banco y te cerraron la puerta, luego te pusieron una denuncia por no pagar.

Vives en la calle, no te llega para el champú y llevas el pelo sucio, hueles mal y los demás se apartan de ti. Si eres mujer, te proponen sexo por 10 euros, no te da la gana, no te aceptan para limpiar patios porque eres española y no tienes experiencia, se supone que con más de 40 años y habiendo llevado una casa, un marido y unos hijos, no sabes limpiar. No te darán el trabajo. Tampoco te darán otro trabajo, tengas o no experiencia, pasas de los 40 años y seas hombre o mujer, la política de Derechos Humanos no se te aplica por mucho que lo diga la Constitución Española en su Título Primero.

Sigues en la calle, las tripas te duelen, tienes el estómago vacío, tienes el cuerpo sucio y el alma destrozada, no hablas otros idiomas y no puedes irte al extranjero, tu ex familia no te presta ni 5 euros, amigos ya no tienes, no queda sitio en el comedor social, no queda sitio en el albergue para indigentes, pasas la noche aterida de frío en un banco de un parque, tienes que salir huyendo porque intentan robarte el plástico con el que te tapas, sales huyendo porque un pervertido intenta hacerte algo malo, nadie escucha tus gritos, nadie quiere saber nada de tus problemas, nadie quiere mirar lo que te pasa. Estás sola. Y ya no tienes nada.

Eres una pobre persona española sin recursos de supervivencia pero la Seguridad Social española no se lo cree y tampoco te concede ninguna ayuda. Te has convertido en un ser invisible para tu país, ese país en el que un día trabajaste y pagaste tus impuestos contribuyendo a ponerlo en pie, y que ahora ni te quiere, ni te ayuda ni te mira.

Esta situación no es la tuya ¿verdad?

Es la mía, pero a nadie le importa.

Sólo espero que pronto, algún ´Don importante´ de la política, la economía, la justicia, los organismos públicos... e incluso el Rey de España, se enteren de esto y quieran hacer algo, porque como poder, se puede. Consuelo Jover Rodríguez. València.