Quiero que conozcas a Pedro, tenia 21 años y murió el sábado. Si quieres ver como era sólo tienes que ver mi foto de Whatsapp. Murió de cancer tras luchar durante dos años. Soy médico acostumbrado a lidiar con la muerte, esa que a veces es capaz de traspasar hasta la coraza mas profunda. Él era español, pero nacido y criado en Inglaterra; amaba su patria.

El 29 de diciembre de 2015, su padre, un buen amigo, me llamó en una guardia. Estaban de vacaciones en Mallorca visitando a su familia: «Pedro tiene dolor de espalda, una contractura». Él es cirujano, sabe de qué habla. Pedro vino acompañado por su padres. Me enseñó la región lumbar izquierda. Tenía una masa poco habitual. Me quedé blanco. Por el tamaño, su edad y el dolor -sólo con rozarle ya le dolía- pensé que eso sólo podía ser un tumor. Le pedí una radiografía.

Cuántas vidas cambiaron en esos cinco minutos. Cinco minutos que confirmaron el diagnóstico. Dar esta noticia era duro. Me ayudó un compañero muy querido. Fueron momentos de tensión en el que tocaba dar el trágico desenlace€ a sus padres. Como buenos cristianos asumieron, entregaron lo más importante de su vida. La vida de un hijo.

Esa fecha está marcada en mi corazón. Pedro sabía que pasaba algo. Ningún atisbo de tensión en su cara. Vivió entonces y desde entonces con la paz con la que habia vivido siempre, como buen hijo de Dios. Desde entonces me he preguntado si sabía que en ese momento empezaba su final. Paz, una paz natural del que se sabe que algo mejor le espera. Acostumbrado a dar malas noticias siempre he creído que esta vida es de paso. Pedro eso siempre lo ha sabido y esa ha sido su fuerza. Ése es el poder de tener fe. Fernando Corbi Aguirre. València.