Recientemente he recibido en un grupo de correo familiar un vídeo que me ha dado mucho que pensar. Se trata de un experimento organizado en un colegio en el que un grupo de adultos que simulan ser periodistas van llamando a una habitación de uno en uno a un grupo de adolescentes y tras sentarlos tras una mesa simulan una entrevista o rueda de prensa, parecida a la que hacen los futbolistas tras un partido. La escena es muy real pues hay micrófonos en la mesa, cámaras y focos.

Los jóvenes, que no saben de qué se trata, se ven sometidos a una entrevista. La cara de sorpresa es cada vez mayor cuando empiezan a preguntarles sobre aspectos personales de su vida privada dando la sensación de que conocen mucho de la misma. Tras preguntar algunos de ellos al entrevistador de dónde habían obtenido esa información, si a través de sus padres o amigos, la sorpresa va transformándose en intimidación al adentrarse en preguntas sobre aspectos cada vez más íntimos de su vida.

La conclusión del experimento es que toda la información sobre la que se organizaba la entrevista había sido obtenida de los perfiles públicos de los adolescentes en diversas redes sociales. El vídeo acaba con una serie de recomendaciones sobre pensar muy bien dónde y cómo publicamos nuestra información de viajes, datos personales, etcétera y cómo proteger la privacidad es esencial para evitar abusos, bullying o fraudes. Entre las decenas de vídeos inútiles que recibimos continuamente de vez en cuando uno te hace reflexionar y sacar conclusiones, este video es uno de ellos. Ignacio López Romero. València.