Leo en el periódico la noticia de que alrededor de 250 vecinos del barrio de San Rafael de Buñol deberán permanecer durante seis semanas con las ventanas de sus hogares cerradas porque se han iniciado las labores de retirada del fibrocemento -con contenido en amianto- de la antigua papelera ubicada junto al vecindario. Esta noticia me ha traído a la memoria como se acució esta enfermedad. Recuerdo que el amianto venía en polvo ensacado y se descargaba a mano de los barcos, para su transporte a las fábricas donde se fabricaban las tuberías y placas de fibrocemento.

Muchos años después, con la llegada de un nuevo producto llamado PVC o plástico, se comenzó sustituir las tuberías existente en las redes generales de pueblos y ciudades por este nuevo tipo de tuberías. Fue entonces cuando se lanzó la noticia de que había personas enfermas por el fibrocemento, mucho años después de que los ciudadanos habíamos estado consumiendo en nuestras casas el agua potable que circulaba por las citadas tuberías.

Como siempre, los empresarios y poderosos han manipulado a los ciudadanos con bulos o verdades, ya que el sistema se mueve con mentiras o verdades a medias escondidas, que salen a la luz para que se consuma el nuevo producto. Por todo ello, pienso que las empresas se curan en salud con este tipo de comunicados, pues todos sabemos que con frecuencia duermen y habitan personas sin techo en este tipo de obras abandonadas, y jamás la autoridades se han preocupado de decir nada al respecto. Enrique Fernández Iniesta. València.