Lejos de ser hoy un día más en que la mujer sale a la calle a celebrar su día y reivindicar respeto y derechos que le son inherentes, será un día distinto al de tantos 8 de marzo pasados. Y lo será porque la mujer ha sufrido tanta humillación en el pasado que, no pudiendo continuar dejando para mañana que las fuerzas políticas y sociales sigan poniendo parches en lo que con relación a la dignidad de la mujer hay que coger el toro por los cuernos y dar solución a tanto ninguneo como vienen sufriendo, van a plantear una batalla legítima donde las haya con la vista fijada en el objetivo de que de una vez por todas se cumpla con la aplicación, en todos sus órdenes, de los derechos de la mujer como ser humano sin más dilación.

No obstante, estos días se escucha de todo sobre los derechos de la mujer, y no voy a entrar en lo que manifiesta una parte muy concreta de la Iglesia Católica. Lo hago en relación a determinados tertulianos, periodistas y políticos que se las dan de progresistas, siendo un tanto despreciable decir que « yo (hombre), apoyando a las mujeres, ese día trabajaré para que ellas defiendan sus derechos».

Y la ministra de igualdad, Dolors Montserrat. fue ayer miserable. El honor y la dignidad debemos preservarlos sobre todo intento de sernos robados. ¡Que nadie los vulnere tal como lo hacen las prácticas de sometimiento y esclavitud de gobiernos acomodados y un capitalismo salvaje que así lo están procurando mediante el robo de derechos y libertades, además de saquear las arcas públicas para beneficio propio y empobrecimiento del pueblo en general! ¡Se causa tanto daño intentando defender a la mujer con mentalidad ajena a dicho propósito! Antonio Giménez López. Torrent.