Además de vecino de Ruzafa, soy componente de la comisión de falla Cuba-Literato Azorín-Pintor Gisbert. Quiero reflexionar sobre el veredicto del concurso de iluminación de este año. Ante todo, felicitar a mis amigos de Cuba-Puerto Rico, por el primer premio conseguido, para a continuación intentar descifrar la decisión del jurado, que por supuesto no comparto.

Se dice que el jurado ha cumplido escrupulosamente las normas. En mi ignorancia, desconocía incluso que hubiese una norma escrita. En su primer párrafo, la norma valora la innovación y lo novedoso de la instalación de 0 a 5 puntos, teniendo en cuenta la instalación de nuevas tecnologías. Supongo que en este primer punto habremos obtenido la puntuación máxima, porque el montaje se anticipa en varios años al que, seguramente, seguirán en el futuro otras empresas de iluminación.

El segundo punto valora la instalación a nivel técnico y de seguridad, teniendo en cuenta alineaciones de arcos, pórticos, sujeción y viento. Cualquier visitante podrá comprobar los innumerables tensores que la sujetan, así como el lastre, de varios miles de kilos, que afianza el rosetón principal. En los diez años que nuestro luminotécnico, Mariano Light, lleva con nosotros, no se ha producido incidente ninguno.

El tercer punto valora también, de 0 a 5, el conjunto decorativo, los colores y perspectivas, según su complejidad. Es cuestión de verlo. La altura de nuestra instalación llega hasta la azotea de los edificios colindantes, con seis plantas de alzada. Describir la variedad y cantidad del colorido es para mí muy difícil.

El punto cuarto valora que toda la instalación en su conjunto sea una, es decir, que no se utilizan excedentes o sobrantes de otras instalaciones. Alguien podrá decir, que lo instalado en el tramo inicial de la calle Cuba no se repite exactamente en el resto de nuestra extensa demarcación. Pero, ¿cuántos rosetones de 24 metros de diámetro habría que instalar?, ¿cuántas columnas de luz que alcanzasen la azotea de los edificios colindantes?, ¿es que no se tiene en cuenta la cantidad de puntos de luz que iluminan la totalidad de la demarcación?

El quinto y último punto valora que toda la iluminación se encuentre operativa y sin fallo alguno. Creo que cuando pasó el jurado no había ni una sola bombilla fundida.

Por todo lo cual, ¿en qué nos hemos equivocado?, ¿qué normas de valoración hemos incumplido, y por ello hemos sido superados por lo ganadores?, ¿tampoco cuenta al espectáculo de luz y sonido que ofrecemos durante varios minutos a quien nos visita? Esta carta no es la rabieta de un perdedor, aunque lo cierto es que duele. El veredicto es inapelable. Lo que toca ahora es que vengan, vean y valoren. Espero que los criterios, y su aplicación, mejoren en el futuro. Antonio Badía. València.