Escribo con enorme rabia. Soy psicóloga. Actualmente tengo un herbolario y creía poder ofrecer a mis clientes-vecinos productos de calidad. Pero ahora son víctimas de publicidades engañosas en productos que se están vendiendo en grandes superficies aunque los hemos introducido nosotros en el mercado como personal especializado. Por ejemplo, cuando en un supermercado se compra «aceite esencial de árbol del té», no se compra eso. En efecto, parte del producto es 100 % árbol del té, pero el resto es una mezcla de otros aceites que lo aromatizan. Y podría poner muchísimos ejemplos. ¿Por qué los usuarios estáis dejando de acudir a quienes siempre os hemos estado ayudando y escuchando? Por lo menos, sed conscientes del engaño, que lo barato puede salir caro. Seréis culpables de que el pequeño comercio, que siempre ha sido vuestro amigo, desaparezca. ¿Creéis que eso es justo? Lola Montiel Company. València.