El Tribunal Constitucional ha avalado las subvenciones a colegios de educación diferenciada. «¡Qué horror! ¡Apoyar de ese modo a segregacionistas, y, además, por sexos!».

En esa manera de pensar hay dos errores que resumo: el primero se refiere al significado de las palabras. Segregar (RAE): «Separar y marginar a una persona o a un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales». Entiendo que esos colegios educan unos a niñas y otros a niños, con lo que no se margina a nadie («poner en condiciones sociales, políticas o legales de inferioridad», según la RAE). Eso sí, la palabra segregar es tan fea que asusta de tan solo oírla.

El segundo error es el que confunde separar con respetar las diferencias. Hay infinidad de estudios que señalan las diferencias sobre el ritmo de madurez y el modo de aprender de chicas y chicos. Es llamativo que muchos de los 170 colegios de enseñanza diferenciada que hay en España aparezcan siempre en los primeros puestos del ranking académico. Tampoco es intrascendente que en Alemania, Reino Unido, Francia, Australia y Estados Unidos haya crecido su número, sin tanto debate como hay en España. ¿Por qué ese empeño de algunos en dificultar su mera existencia?

En cualquier caso, la decisión del TC consolida la libertad de los padres para elegir el colegio que mejor les parece para sus hijos, señalando el destino que quieren dar a sus impuestos. José María Ferreira. València.