Aunque con retraso, esto va para el personal sanitario del hospital Padre Jofre. En noviembre del año 2016 mi padre ingresó allí enfermo terminal de un terrible y muy doloroso cáncer de páncreas. Estuvo tres semanas, hasta el día 27 de ese mes de noviembre en que falleció. Durante todos esos días le atendieron y cuidaron con mucho cariño, dedicación y paciencia. Y con mucho respeto. Respeto que guardaron ante mi dolor silencioso e introvertido. Poco después de su fallecimiento, me enviaron una carta dándome las gracias por mi ayuda y mi estar ahí.

Esa carta, por razones complicadas de explicar, me salvó la vida. Por ello, tan sólo decirles una cosa: muchas, muchas, muchas gracias. Ojalá alguien de ese hospital lea esto. Consuelo Jover Rodríguez. València.