El sábado 21 de abril, antes y durante los acordes del himno nacional español en la ceremonia previa de la final de la Copa del rey de fútbol, una parte de la afición blaugrana se dedicó al abucheo. Eso sí, ninguno de los representantes y autoridades tanto del Barcelona como del Sevilla silbaron en signo de desaprobación hacia cualquier personalidad o institución, himno o bandera. De hecho, en realidad, no importaría ni debería de importar el signo de la personalidad o de la institución, y lo mismo podríamos decir del himno o de los colores de la bandera.

Lo esencial aquí reside en la individualidad, en la colectividad y en la escala de valores. ¿Libertad de expresión o educación y respeto? ¿Cultura? ¿Qué debe prevalecer en situaciones como ésta? ¿Por qué silba la muchedumbre en el graderío? ¿Resentimiento, rencor? ¿A qué o a quiénes obedecen esos sentimientos? ¿Contra qué, quién o quiénes se dirigen realmente? Y, sobre todo y fundamental, ¿por qué? ¿Libertad de expresión ejercida mediante la mala educación y la falta de respeto? ¿Qué se pretende realmente con esa actitud? ¿Cuál es su auténtico sentido y cuál su objetivo y última finalidad? Los jugadores blaugranas, al igual que los representantes y autoridades en el palco, tampoco pitaron ni abuchearon y aunque pudieran tener sentimientos contrapuestos guardaron las formas... ¿Sabemos por qué? Francisco José Merino Chelós. València.