Hace ya unos cuantos años, Sin perdón, película dirigida por Clint Eastwood, se alzó con la estatuilla más valorada del cine. No llegué a verla. Supongo que se premió este largometraje por sí mismo y no por su título y lo que ello significa. Eso no sucedería ahora en España; un título como ese, seguro que aportaría muchos puntos en un festival. Me refiero a la actitud tan extendida de no pasar una a nadie. Podría poner conocidos ejemplos de políticos, de deportistas, árbitros y aficiones, de actores, de terroristas y víctimas, de salteadores y asaltados, de un bando y del otro (¡gracias a Dios, vamos cerrando heridas!), de maridos y esposas.

¡Qué pena negarse a dar algo que otra persona te pide, con humildad, con arrepentimiento (aunque no sea perfecto y total), alargándote la mano como un pobre! ¡Y qué bien se está cuando se tira abajo ese muro que antes nos separaba! Perdonar es algo hermoso, revelador de alma grande, capaz de comprender los errores ajenos y disculparlos, como cada cual suele hacer con los propios. María Rosa Mañá. València.