El pasado jueves 3 de mayo, la banda terrorista ETA anunció su retirada a través de un comunicado. Pero, aunque todo se haya disuelto, ¿vamos a hacer como si nada hubiera pasado? La respuesta es no. El infierno de estos 50 años de terrorismo ha dejado 853 víctimas mortales, cifra que ponen los pelos de punta. Según los dirigentes políticos, sus crímenes se van a seguir investigando, juzgando y condenando, como debe ser. No deberíamos estar de celebración, sino rindiendo homenaje a las personas que ya no están, porque ETA nos ha dejado marca.