El pasado 8 de mayo a plena luz del día se llevó a cabo una paliza por parte de un numeroso grupo de encapuchados sevillistas hacia un seguidor bético que preparaba una pancarta antes del derbi andaluz. Este tipo de acciones no sorprenden en lo relacionado con este deporte, ya que incluso los propios jugadores las promueven en el campo. No hace falta indagar mucho para observar los enfrentamientos producidos durante el partido Madrid-Barcelona.

Y es que este popular deporte en España al que mayoritariamente chicos quieren dedicarse en un futuro, ya desde edad temprana aprenden que la violencia está justificada para defender los colores de un equipo. Añadiendo el ensañamiento producido por los padres hacia los árbitros, como el ocurrido ya el 12 de marzo de este año en el que en un partido de fútbol en Tenerife jugado entre niños de 11 y 12 años, los padres al finalizar el partido arremetieron verbalmente y físicamente contra el árbitro. Con este tipo de hechos no es de extrañar que seguidamente estos niños sean los futuros encapuchados.