Ramón Pardo, Castelló

Los quince municipios de la Mancomunidad Espadán-Mijares no se han integrado aún en el consorcio del plan zonal de residuos II, IV y V (Reciplasa) un año después de haberlo planteado. En ese tiempo, el presidente del ente mancomunado y alcalde de Ribesalbes, José Medina, no ha firmado el contrato para que los pueblos lleven sus basuras domésticas a las instalaciones de Reciplasa en Onda.

La saturación del vertedero de Tales hace preciso su cierre, maxime cuando el plan zonal de la Conselleria de Medio Ambiente ha estipulado que sea en las instalaciones de Reciplasa en Almassora y Onda donde se traten las basuras generadas por 44 municipios del entorno, entre los que se encuentran los 15 de la Mancomunidad de Espadán-Mijares, enclavados en el parque natural, que han ido demorando su integración en el consorcio desde hace un año.

Esa demora coincide con la decisión adoptada a mediados del año pasado por la mancomunidad, que gestiona el vertedero de Tales, de impedir la entrada a basuras procedentes de municipios ajenos a la mancomunidad. Así, pretendían alargar la vida útil del vertedero, cuyo vaso fue ampliado en varias ocasiones, y evitarse el problema que tienen otros municipios que se ven obligados a llevar sus basuras a tratar fuera de la provincia.

El "blindaje" de la instalación generó entonces problemas a municipios pequeños de la provincia y fue justificada para dar tiempo a la mancomunidad a asumir su integración en el plan zonal del área Reciplasa.

La medida se debía complementar con el cierre del vertedero, de cuyo acondicionamiento y sellado se encargará la diputación. Ésta, según el vicepresidente responsable de Medio Ambiente, Vicente Aparici, se debía iniciar este año y a tal fin había consignado una partida presupuestaria en dos anualidades.

Cabe recordar que desde la sociedad Reciplasa, que tutela el plan de gestión del área II, IV y V se ha reclamado en múltiples ocasiones el cierre del vertedero, habida cuenta de la necesidad de cumplir con la directiva europea de tratamiento de residuos, que plantea la recuperación, algo que no es posible en Tales, porque se entierran las basuras bajo una capa de tierra vegetal, lo que hace que la tasa sea más barata. Reciplasa considera la instalación demplazada en Tales como complementaria de las suyas y del plan zonal.

Por otra parte, se han apuntado problemas de malos olores procedentes del vertedero que afectan a la vecina población de Onda, por cuyo núcleo urbano circulan los camiones que llevan las basuras a Tales.

El vertedero de Tales, abierto en la primavera de 1993, ha cubierto ya los 18.000 metros cúbicos de vertido de la última autorización que le otorgó la Conselleria de Medio Ambiente.