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La ermita de Sant Cristòfol corona la sierra de Albea y ofrece una magnífica panorámica de Vall d'Alba y el Pla de l'Arc. El coqueto edificio religioso se inauguró en 1996 y alberga en el altar un cuadro que representa una escena de la romería en honor al santo. Entre los personajes que aparecen en la pintura destacan dos: el alcalde, Francisco Martínez, y el presidente de la diputación, Carlos Fabra. El nombre de ambos también ha quedado inmortalizado en las múltiples placas conmemorativas emplazadas en calles, plazas y edificios de la localidad.

Vall d'Alba ha unido su destino a Martínez, del mismo modo que Martínez ha ligado el suyo a Fabra. El alcalde ha sido el artífice de la transformación de este pequelo municipio del interior de Castelló, que hasta 1925 formaba parte de Vilafamés. Lleva 18 años al frente del ayuntamiento y llegará a los 20 cuando acabe la legislatura. Su mandato abarca casi una cuarta parte de la historia del pueblo, periodo durante el cual Vall d'Alba ha experimentado un cambio radical.

Martínez ha sabido sacar provecho al cargo de vicepresidente de la diputación y a su condición de mano derecha de Carlos Fabra. A la sombra del mandatario provincial, ha desarrollado una carrera política que, a buen seguro, ni soñaba cuando regentaba la tienda familiar de ultramarinos del pueblo. Partiendo de su posición privilegiada, ha captado inversiones multimillonarias de la Generalitat y la diputación, ambas gobernadas por su partido. Ha dotado a la localidad de infraestructuras y equipamientos inusuales en un municipio de menos de 3.000 habitantes.

Las administraciones autonómica y provincial se han volcado en Vall d'Alba, donde han centralizado los servicios de la comarca, lo que obliga a los vecinos de las localidades cercanas a desplazarse a la pequeña capital del interior castellonense. Los alumnos de 15 pueblos acuden al instituto de Vall d'Alba, que también alberga el centro de salud comarcal. La plaza de toros sorprende a los que visitan por primera vez la localidad, que, en un tiempo, contará con piscina climatizada, gracias a la generosa aportación de la diputación. También hay en proyecto una autovía que mejorará las comunicaciones del municipio, situado en un lugar central de la comarca. Estatuas de artistas como Ripollés embellecen las calles de la localidad.

A Martínez lo quieren sus concuidadanos, pero en los municipios cercanos. Los alcaldes de la zona, incluido alguno del PP, se han quejado abiertamente de que el vicepresidente monopolice las inversiones de la Generalitat y la diputación. Vall d'Alba acapara todos los servicios, mientras que las poblaciones de alrededor los han perdido. Es el caso de Atzeneta, donde los niños tienen que marcharse a estudiar fuera (a Vall d'Alba) a los 12 años porque Educación sólo ha dejado que el colegio imparta Primaria.

Como dice un alcalde de un municipio cercano, " Martínez no se lleva el aire del resto de municipios porque no puede, porque si no también lo acapararía".