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El golpe de autoridad del PP nacional sobre el valenciano, con el cese fulminante de Ricardo Costa, ha dejado noqueado al presidente Francisco Camps. El vacío de poder en la cúpula regional ha sido ocupado por los barones territoriales del partido, que salen reforzados de la crisis. Es el caso del presidente del PP de Castelló, Carlos Fabra, que ha asumido un papel protagonista y que impuso su criterio para que Camps no destituyera a Costa. El mandatario provincial salió triunfador del comité regional pero, horas más tarde, quedó desautorizado por Génova. En el PP castellonense hay voces que cuestionan el contundente apoyo de Fabra a Costa, que deja a la organización provincial y a su líder en una situación delicada ante Madrid. No entienden que ayer siguiera enrocado y discrepara públicamente con la número dos del PP nacional, María Dolores de Cospedal.

"La gente de Castelló que acudió a la reunión estaba desconcertada. No comprendía por qué Fabra se erigió en el único respaldo territorial con el que Ricardo Costa llegó al comité", destaca un destacado miembro del partido. Si Rus, Ripoll y Barberá habían pedido que se depuraran responsabilidades, ¿por qué Fabra no asumió esta tesis?, se preguntan. "Cuando obligaron a dejar el partido a Víctor Campos no se mostró así de contundente", añaden.

Por otra parte, señalan, Fabra se mostró muy crítico con Costa cuando empezó a conocerse el contenido del sumario y las conversaciones con los responsables de la trama Gürtel. "¿Qué le ha hecho cambiar de criterio?", comentan. Máxime cuando, pese a ser castellonense, Ricardo Costa no es santo de la devoción del PP provincial.

Hay quien cree que Carlos Fabra trataba de protegerse a sí mismo y no podía respaldar la destitución de Costa porque él se mantiene en el cargo en una situación mucho más comprometedora por sus múltiples imputaciones judiciales. "¿Qué pasará el día que se siente en el banquillo Fabra? ¿Lo echarán?", se pregunta un responsable del PP castellonense. Otros piensan que la familia Costa -el padre y los dos hermanos- ejerció mucha presión sobre Fabra para que defendiera al benjamín de la saga, sobre todo durante el fin de semana. Hay quien hace ver la coincidencia entre la posición del presidente provincial y el de su yerno, Juan José Güemes. Finalmente, hay quienes mantienen una fe ciega en el líder provincial y recuerdan que siempre ha sabido posicionarse. "Si echa ese pulso a Madrid es porque esto no acaba aquí".

Conjeturas aparte, son varios los que coinciden en que la organización provincial queda en una situación comprometida de cara al futuro. "Si Génova quiere una catarsis en el PP valenciano, a lo mejor arrastra también al PP de Castelló", temen.