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La concejala socialista de Vall d'Alba Pamela Guinot podrá ver cumplido el deseo de que su jefe de filas en el ayuntamiento, Fernando Grande, la case el próximo mes de noviembre. El alcalde de la localidad, el popular Francisco Martínez, parece haber recapacitado y ha accedido a delegar en el edil de la oposición la potestad de dirigir la ceremonia civil. Más de 200 personas habían reivindicado a través de Facebook el derecho de la concejala a elegir el oficiante de su boda.

Hace unas semanas, Pamela Guinot se encontró con la sorpresa de que se denegaba la petición del portavoz socialista, Fernando Grande, para realizar la boda. En un escrito, firmado por el secretario municipal, se respondía que la competencia para celebrar matrimonios civiles "reside en el juez de paz y en el alcalde a elección de los contrayentes y que la celebración del matrimonio civil en ausencia del acalde corresponde en los tenientes alcaldes".

Un comunicado sorprendente, ya que es una práctica habitual en todos los ayuntamientos españoles ceder a los concejales la potestad de casar para atender los deseos de los cónyuges.

Parece que a Francisco Martínez le debió remorder la conciencia. Según Pamela Guinot, el alcalde la llamó la víspera de Reyes para comunicarle de que si formulaba una nueva petición por escrito la respuesta sería positiva. La buena nueva se confirmó ayer. En una resolución, Martínez otorga la "delegación especial para la celebración del matrimonio civil" de Pamela Guinot a favor de Fernando Grande, quien podrá oficiar la ceremonia de su compañera en noviembre.

La actitud del todopoderoso alcalde de Vall d'Alba provocó una amplia respuesta social en el municipio. De hecho, los amigos de la concejala socialista abrieron un grupo en el portal Facebook para reivindicar que se cumplan sus deseos. Más de 200 usuarios se han agregado al enlace "Yo también quiero que a Pamela la case Fernando" y han colgado sus comentarios de apoyo.

Autoritarismo de Martínez

El autoritarismo ha sido la tónica en la gestión de Francisco Martínez al frente del ayuntamiento de Vall d'Alba, al frente del cual lleva casi dos décadas. Prueba de ello es su decisión de prohibir a los medios gráficos la entrada a los plenos. En la última sesión, un fotógrafo fue expulsado a empujones. Se trata de otra decisión "sui generis" del alcalde Martínez, ya que en la inmensa mayoría de ayuntamientos se permite la entrada a los medios de comunicación.