La Conselleria de Medio Ambiente desviará el encauzamiento del barranco de Fraga por el flanco izquierdo del yacimiento romano del Camí Villamargo (mirando en dirección al mar) de forma que salvará los restos arqueológicos y mantiene abierta la posibilidad de que en un futuro pueda ampliarse la excavación en el terreno colindante.

Así lo confirmaron ayer fuentes de la conselleria, que todavía está ultimando la redacción definitiva del modificado del proyecto para ponerlo en conocimiento de la Conselleria de Cultura.

La solución propuesta no sólo salvará este bien patrimonial, sino que también deja abierta la posibilidad de que se excave en el terreno colindante para comprobar si los informes técnicos son acertados y la construcción romana tiene continuidad.

El modificado del proyecto parte del acuerdo de las dos consellerias para salvaguardar el yacimiento romano más relevante de la ciudad, una decisión adoptada después de que todos los informes arqueológicos de Cultura coincidieran en la necesidad de proteger y poner en valor unos restos datados entre los siglos I y III d.C.

La villa se ubica a escasos 200 metros del cruce con la autovía de los accesos al puerto y Cultura ve con buenos ojos que el nuevo trazado permita la ampliación de las excavaciones en los terrenos adyacentes, dado que los informes apuntan a una más que probable continuidad de las ruinas en el terreno contiguo.

La Conselleria de Medio Ambiente confirmó a mediados de mayo su compromiso de desviar el encauzamiento del Barranco de Fraga para proteger los hallazgos y precisó que ya está elaborando el mencionado estudio de detalle al objeto de determinar la mejor alternativa. Las conclusiones de los informes arqueológicos y el valor de las ruinas también han llevado a que el propio gobierno del Ayuntamiento de Castelló cambie su posicionamiento inicial -el cual ponía en duda la necesidad de conservación de este patrimonio- y haya anunciado públicamente que pedirá su declaración como Bien de Interés Cultural.

Las excavaciones arqueológicas de las obras del barranco de Fraga han sacado a la luz un yacimiento de 3.000 metros cuadrados de extensión que se erige como el más relevante de la historia de la capital de la Plana.