El incremento de vigilancia de la Policía Local en la zona agrícola de Almassora ha paliado la oleada de robos sufrida por los agricultores desde que comenzó la crisis. El botín más preciado en este tiempo es el cable de cobre, aunque los vándalos también han causado numerosos daños en las instalaciones de riego para poder llevarse el metal y las cosechas. Sin embargo, el operativo policial ha surtido efecto hasta el punto de que ningún propietario de cultivos en Almassora ha presentado denuncia por robos en los tres últimos meses.

El concejal de Seguridad, Luis Martínez, ha explicado que la Policía Local tiene establecido un dispositivo de vigilancia y control que se activa durante la campaña citrícola. "El objetivo no es otro que prestar atención a un área que a partir de noviembre registra un tráfico extraordinario con motivo del inicio de la recogida de la naranja". En este sentido, los agentes "realizan apostaderos en puntos críticos, enlaces con las principales vías de comunicación y áreas rústicas". Mediante estos controles realizan identificaciones que permiten a los agricultores desarrollar sus trabajos de forma segura y sin riesgo a sufrir robos de cítricos y materiales.

La noticia ha sido muy bien acogida entre la comunidad de regantes, que durante el último invierno ha sufrido cuantiosas pérdidas por culpa de los robos. El último suceso denunciado ocurrió a finales de febrero, cuando un grupo de ladrones arrancó 43 contadores de agua de madrugada, aprovechando la oscuridad y la escasa presencia de policías y vecinos en el camino Els Clots. El incidente costó a los agricultores más de 6.000 euros, según el cálculo del presidente del sindicato de riegos, Manuel Claramonte

Según Martínez, este tipo de campañas de protección activadas desde la Policía Local se desarrollan a lo largo de ejercicio, si bien se incrementan en momentos puntuales con la intención de mantener bajo control y vigilancia la zona rústica. De hecho, sólo en 2 meses los agentes desarrollaron cerca de mil identificaciones de vehículos en la campaña activada en la temporada citrícola.

Los propios agricultores recuerdan que al tratase de zonas poco transitadas el "modus operandi" suele ser siempre el mismo: los ladrones acceden por los caminos con furgonetas y camiones de escasas dimensiones, actúan en la oscuridad de la noche y se distribuyen en grupos de manera que unos roban la fruta, la maquinaria o el cable y otros vigilan desde los vehículos.