El Villarreal CF suspendió su primer examen de la temporada en el torneo liguero con una triste derrota frente a la recién ascendida Real Sociedad, en un partido globalmente malo, que sólo se animó en los minutos finales, cuando los amarillos buscaron desesperadamente la igualada.

Los hombres de Juan Carlos Garrido se mostraron muy previsibles en su juego y sólo reaccionaron cuando estaban con el agua al cuello. Lo cierto es que en los compases finales dispusieron de un par de situaciones claras para no irse de vacío, pero antes echaron a perder 85 minutos en los que la Real aprovechó una indecisión defensiva para marcar el único tanto del partido. No hizo mucho más el equipo local. No le hizo falta. La zona de creación del Villarreal actuó con tanta lentitud y falta de chispa que no necesitó hacer encaje de bolillos para contrarrestar la propuesta amarilla. De todos modos, tampoco hubiese sido del todo injusto el empate.

El equipo de Garrido trató de dictar su propuesta de juego desde el primer minuto. Su salida fue esperanzadora, con una clara predisposición a tener la pelota e intentar aproximarse al área. Pero le faltó velocidad en sus movimientos para sorprender a la defensa local. Las únicas situaciones amenazantes llegaban a través de disparos desde fuera del área. Hubo varias situaciones así en los veinte primeros minutos. La más clara fue protagonizada por Marcos Senna, cuyo chut lejano salió desviado por muy poco.

El Villarreal mandaba pero no inquietaba. La Real, que había salido muy agazapada, se encontraba tan cómoda en defensa que se quitó el miedo del cuerpo mediada la primera parte y empezó a estirarse. Nada del otro mundo, pero suficiente para equilibrar el partido. En sus escasas aproximaciones al área ya puso en evidencia a la zaga amarilla, que no las tenía todas consigo en acciones a balón parado. El botón de muestra llegó en un córner mal defendido que permitió a Carlos Martínez rematar con absoluta comodidad. Felizmente para los intereses amarillos, la pelota se marchó por encima del larguero de la portería de Diego López.

Mazazo de la Real

En la segunda parte no cambió el decorado, pero sí el marcador. En una buena acción del ex amarillo Llorente, Xabi Prieto marcó el gol con el que se resolvió el choque. Era el minuto 56. En ese momento llegó una fase de descontrol visitante que estuvo a punto de aprovechar la Real Sociedad para cerrar el partido. Fueron momentos de dominio y manejo donostiarra que no llegaron a más, entre otras cosas porque la calidad de este recién ascendido no es para tirar cohetes. Es un equipo que ha basado su victoria en el orden y el entusiasmo. La calidad la debían poner los amarillos, pero ayer no fue su día.

En la recta final llegaron dos ocasiones protagonizadas por Nilmar y Jefferson Montero, las más claras del conjunto de Garrido, pero no fue el día de los amarillos, como tampoco lo ha sido en otras temporadas cuando ha tenido que estrenarse en el torneo doméstico. Decididamente, la primera jornada no está concebida para deleite de la afición vila-realense. Y mucho habrá que mejorar en las próximas jornadas. Porque el Villarreal necesita la participación de Cazorla, Borja Valero y Cani como el comer. Ninguno de los tres apareció con regularidad en el partido.

Tampoco hubo contundencia defensiva. En ese sentido, el técnico amarillo también tiene mucho que trabajar.

Lo que ha quedado claro es que el Villarreal se ha topado con la cruda realidad. En la Liga BBVA no hay equipos tan generosos como el Dnepr Mogilev. Esto es otra cosa. Al menos, queda el consuelo de que la Liga no ha hecho más que comenzar.