El abandono de animales domésticos en la provincia de Castelló se ha incrementado en un 20% en los últimos dos años debido a una tendencia que se inició a principios de década y que se ha acentuado con la crisis económica, según datos facilitados por la Asociación Protectora de Amigos de los Animales de Castelló.

La media de animales abandonados en un año por los castellonenses se ha elevado a 6.000 (la mayor parte de ellos perros y gatos), que en más de un 90% terminan muriendo de hambre, sacrificados en la perrera o víctimas del atropello de un vehículo.

Sólo alrededor de 600 logran salvarse y ser adoptados por una nueva familia. Otros sobreviven en zonas abiertas de campo o de montaña (especialmente en el Interior). Pese a ello, la protectora de animales ha constatado que la práctica totalidad están condenados a una muerte segura y cruel.

La portavoz de la Protectora de Castelló, Lorena Manrique, explicó que la principal causa de este abandono es "la falta de concienciación y la escasa responsabilidad que tienen los castellonenses sobre los animales, una actitud que está a años luz de la concienciación que se tiene en el resto de países europeos. Aquí hay mucha gente que quiere un animal y luego se cansa y lo abandona de forma irresponsable. Ellos nunca harían algo parecido". El mayor porcentaje de los casos es de perros y gatos, pero existen también abandonos de las especies más variopintas: conejos, iguanas, monos, lagartos, caballos. En el caso de los animales exóticos, existe una especial falta de conocimiento y un negocio que se camufla en el mercado negro sin ningún tipo de papeles y permisos sanitarios.

Soluciones

La protectora considera que las soluciones pasan en primer lugar por campañas de concienciación de los ciudadanos y la esterilización de los animales para que no puedan continuar procreando. No en vano, cada hembra de perro o gato puede dar a luz varias veces al año camadas de hasta 14 cachorros. Manrique explicó que esta capacidad de procreación es "imposible" de sostener o de canalizar a otras familias. "Cuando una hembra de perro da a luz, es muy difícil encontrar una familia o un potencial propietario que quiera adoptar a las crías. Hay gente que los abandona, lo cual es ilegal y muy cruel. Hay gente que los lleva a la perrera para ver si encuentran a alguien que los adopte, pero lo cierto es que llevarlos a la perrera también es cruel".

Según la Asociación de Amigos de los Animales, más del 90% de los animales que ingresan en una perrera son sacrificados. En el caso de cesiones voluntarias de propietarios, los animales son ejecutados antes de 48 horas. Cuando se trata de recogidas de la calle previa orden policial, la ley marca que la perrera debe esperar un mínimo de 20 días antes de matar al animal.

Condiciones de las perreras

La protectora asegura que el cumplimiento de este plazo legal es "más que dudoso" y advierte que las condiciones de las perreras -en el caso de Castelló gestionada por la empresa Servican- carece de las mínimas condiciones higiénicas, sanitarias y de trato adecuado al animal. Así lo relataba Manrique. "Las condiciones de las jaulas son más que inadecuadas y las condiciones higiénicas también. Los animales que entran suelen contagiarse de enfermedades y lo más triste es que una parte de los pocos que son adoptados y logran salir terminan muriendo igualmente por la enfermedad que contrajeron en la perrera".

La responsable de la Protectora admitió que la población de animales domésticos debe controlarse, aunque ni la perrera ni el abandono entran dentro de las soluciones ideales. "La perrera es muy cruel y el abandono por supuesto. Esa es la realidad".

Desde su punto de vista, las alternativas son la esterilización, la concienciación de los propietarios y la creación de un refugio en condiciones que acoja a determinados animales, dada la imposibilidad de atender a todos. "Hay que hacer entender a los ayuntamientos que no tiene ningún sentido gastarse tanto dinero en contratar a una empresa para que vaya enjaulando y sacrificando perros. Un refugio y la esterilización serían medidas más realistas y evitarían una crueldad inaceptable con los animales". Pero el camino por recorrer es aún largo.

A día de hoy, sólo 21 de los 135 municipios de la provincia de Castelló disponen de un servicio de perrera. Además, sólo existe un refugio en la zona norte de la provincia -gestionado por otra protectora- que puede atender a alrededor de 70 animales. Este servicio se complementa con la labor de acogida en casas de voluntarios de la Asociación Protectora Amigos de los Animales, que también da cobertura a 70 ejemplares afortunados. El resto no tendrá quien les ampare.