La Guardia Civil de Onda investiga el envenenamiento de nueve perros en una casa de campo de Onda tras la denuncia que su propietaria, Elisa Pla, interpuso el lunes en el cuartel de la Benemérita de la población, según informaron fuentes de la Comandancia de Castelló. Los agentes del Seprona inspeccionan ahora las muestras de carne envenenada que la denunciante trasladó a la Guardia Civil tras comprobar cómo cinco de sus canes morían irremediablemente el pasado día 1 de enero, instantes después de comer longanizas con Tumix, un tósigo letal prohibido desde hace diez años por su gran toxicidad y que el presunto envenenador mezcló junto a unas longanizas antes de lanzárselas a los perros por encima del vallado.

Por este motivo, la Benemérita del municipio investiga el caso por un presunto delito de maltrato de animales domésticos, aunque luego el juzgado puede apreciar un delito contra la salud pública, según informaron las mismas fuentes, ya que en la zona era frecuente que hubiese niños, como demuestra la mayor "preocupación" de Elisa, "su nieto de 21 meses, que corretea por el lugar y está en la etapa de llevárselo todo a la boca".

Los hechos sucedieron el primer día del año, cuando la ondense Elisa Pla encontró a nueve de sus perros envenenados en su propiedad del camino viejo de Betxí, en la partida El Prat de Onda. Elisa, con un antídoto de sal, leche y aceite, logró salvar la vida de cuatro canes, pero nada pudo hacer con los otros cinco.

Éste no es el único envenenamiento que se ha producido en Onda. A Elisa, tras denunciar el caso, le han llegado noticias sobre la muerte de tres pastores alemanes en una casa de campo cercana a la suya.

Además, en 2009 murieron otros 15 perros en las inmediaciones del coto de la Sociedad de Caza San Roque, también después de haber ingerido la misma sustancia.

Elisa explicó en declaraciones a este periódico que sólo quiere "que se atrape al asesino", según ella misma lo definió, "para poder vivir tranquila, ya que quién me dice que esto no va a volver a pasar". Mientras tanto, los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil rastrean la zona y busca pistas que puedan conducir al autor de unos hechos que han consternado a la propietaria y a los colectivos sensibles con los derechos de los animales.