Desde el s. XVIII había una tradición local de la oriundez castellonense del pintor Ribalta, cuyo primer indicio es el hallazgo por Ponz de una partida de nacimiento de un Francisco Ribalta en Castelló, cuya fecha podría ser perfectamente encajable con la cronología de la vida del pintor. Desde entonces, como se verá luego, se establece una polémica con su vida y con las obras que se pensaron eran de su pincel, en relación con Castelló. Ponz publicaba en su ilustrado Viaje de España de 1785, la partida de bautismo considerada como propia del célebre pintor; según ésta, fue bautizado Francisco Ribalta el 2 de junio de 1555, y dice así, extraída del archivo parroquial de Santa María: "A 11 de junny fon batejat Francesc Ribalta, fíll de Pere Ribalta, padrí lo Sor Andreu Coll notari, padrina Montserrat Pinella e de Museros."

Otro de los fervientes partidarios del castellonerismo de Ribalta era el padre Manuel Martín y Picó, quien en su Oración que con motivo de la Bendición del Oratorio erigido en las Aulas de Gramática, (Valencia 1792) fundadas por Joseph Climent dijo: "Que no hay que dudar que Francisco Ribalta nació en dicha villa, lo demuestran asimismo las muchas pinturas que de su mano se conservan en la iglesia Mayor donde está el altar de las Almas, en el Convento de los Dominicos cuyo altar de San Luis es todo de su mano, el lienzo principal de Santo Tomás de Aquino de su Altar Mayor que hoy se guarda en la subsacristía, una Virgen del Rosario dentro de ésta y el altar del Jesús. Lo son igualmente San Eloy y Santa Lucla en la iglesia de los Padres Agustinos, San Roque en la ermita de este Santo y los del Altar Mayor de la iglesia de la Sangre de Cristo, sin los que de dicho altar se llevó el canónigo D. Joaquín Segarra y se colocaron en su casa cuando por unos ordinarios estucos quitaron tan estimables y peregrinas pinturas."

El citado canónigo Segarra (nacido en Castelló en 1717) residía en Valencia dedicado a su función docente -fue Vicerrector de la Universidad y prepósito de estudios del Colegio del Corpus Christi- y, probablemente, según la cita de Martín y Picó, recabó parte de las arrinconadas tablas de aquel retablo venerable cuyo fin tuvo ocasión de presenciar. El Dr. Segarra murió en Castelló el 7 de septiembre de 1790, y fue -aunque evidentemente equivocado- el informador y mentor principal sobre la obra ribaltesca que tuvo Ponz cuando visitó Castelló.

Al poco tiempo, Marcos Antonio de Orellana, abogado de los Reales Consejos y Académico de San Fernando, de Madrid publica una nueva partida de nacimiento de otro Francisco Ribalta, que ve la luz en 1551 y que pertenece a otra rama de los Ribaltas locales, aunque todos andaban emparentados.

Curiosamente, existían una serie de fuentes documentales a las que hace referencia el propio Orellana y que se encuentran muy próximas a la vida del artista, en las que ya se apuntaba su origen catalán, por ejemplo, los textos de Lope de Vega, (declarado amigo del artista) quien en las "Rimas del Licenciado Burguillos" escribe "el catalán Ribalta, pintor famoso". Diego de Vich, en sus "Efemérides" o dietario del 13 de enero de 1628, hablaba, asimismo, del origen catalán del pintor. A pesar de ello, nadie dio crédito a tales manifestaciones, empezando por el propio Orellana.

De la aparición de dos partidas de nacimiento en Castelló (¡ya era demasiado!) de Francisco Ribalta, se aprovechó Eugenio Estévez para echar por el suelo la tesis del castellonerismo del pintor, en contra de lo que otrora sostuvieran Ponz, Orellana y fray Martín y Picó, quien en la última década del siglo XVIII reproducía, antes que Orellana sacase la de 1551, la partida de nacimiento de Ponz de 1555. La polémica se sostuvo entonces entre Martín y Esteve. Pero éste se desacreditó totalmente cuando se demostró que el texto de Diego de Vich antes citado, que era contemporáneo de Ribalta, introducía unas tachaduras precisamente donde ponía natural de "Castelló", escribiendo en su lugar de "nación catalán". Lo que no se sabía entonces es que esa rectificación iba a ser más verdadera de lo que se pensaba. Pero entonces se creyó que era una interpolación y como toda raspadura parece sospechosa de fraude, se desestimó, olvidándose el texto de Diego de Vich.

Nuevos estudios, el de Tramoyeres -secretario que fue de la Academia de San Carlos de Valencia- y el de Elías Tormo después, en 1916, vienen a complicar las cosas. Se estudia el cuadro de la Crucifixión que está en el Museo de Leningrado y en él, en la parte inferior derecha en la cartela, se lee "Francisco Ribalta Catalá, lo pintó en Madrid, 1582". ¿Qué era esto? ¿Una declaración de la nacionalidad del pintor? ¿Su segundo apellido? A este tenor, vuelve a tomar cuerpo la noticia de Lope, que antes mentábamos.

En 1921 el catedrático Eduardo Juliá encuentra otra partida de nacimiento a nombre de Francisco Ribalta en el archivo parroquial de Santa María Castelló: este tercero nacería en 1568. Ya eran tres, por lo tanto, las actas: la de 1551, la de 1555 y esta última de 1568.

Carlos Espresati, en su libro "Ribalta" trataba de identificar al afamado pintor entre esta trinidad de Ribaltas castellonenses. Así significa que en el bautismo del nacido en 1551, se le impone el nombre de Francisco Juan, hijo de Francisco Ribalta, pero no se declara el nombre de la madre; los dos Franciscos nacidos en 1568, ambos hijos de Pedro Ribalta y Úrsula Castell, son hermanos. Ello aclara que cuando nació el Francisco Ribalta de diciembre de 1568, ya había muerto su hermano homónimo, nacido en junio de 1555, que no llegó a cumplir más de 13 años; por tanto, quedaba descartado. El menor de estos dos Franciscos nació medio año antes de morir su padre. Pero éste no pudo ser el pintor de la Crucifixión antes mentado, pues en esa fecha del cuadro sólo contarla 14 años de edad, caso de precocidad que casi nunca se ha dado en la historia de la Pintura.

Quedaba, por tanto, solo, como posible candidato al natalicio en Castelló del artista, el Francisco Ribalta de 1551, quien en los Llibres de Values de la Peyta se declara labrador en 1580, año en el que dejamos de tener noticias sobre el mismo. Eduardo Juliá se dedico a investigar el hecho y a su tesis se sumaron los eruditos locales Balbás, Segarra, Huguet, Mingarro y otros. Aquel historiador patentizó a través de diversos protocolos notariales del Archivo Municipal de Castelló que hacen referencia a su familia, que el segundo apellido de este Ribalta es Ortí, que siempre se declara labrador, figurando su nombre unido a sucesivas adquisiciones y traspasos de propiedad desde el año 1555 a 1580, en que desaparecen, sin dejar más rastro.

En 1938 publica, en la Universidad de Harward, Delfina Fitz Darby un bien documentado libro sobre Ribalta y su escuela con el título "Francisco Ribalta and his school" en el que, con rigor, sensibilidad y apurados análisis, niega muchas de las tradicionales atribuciones pictóricas y da como bueno el origen catalán del artista.